A pesar de su aspecto medieval la actual edificación es de finales del siglo XIX y está edificada sobre las ruinas de una antigua fortificación, del siglo XVI, que fue destruida por las tropas francesas en La Guerra de la Independencia.
Mediante herencia llegó a manos de Emilia Pardo Bazán, que emprende la construcción de la actual edificación. Tras la muerte de Emilia, en 1921, y el asesinato en 1936 de su hijo Jaime y el nieto de la condesa, también llamado Jaime, por milicianos republicanos, la propiedad queda en manos de su hija Blanca Quiroga de Pardo Bazán y de Manuela Esteban-Collantes, viuda de Jaime. Las dos deciden donar el Pazo a la Compañía de Jesús con una serie de condiciones que no son aceptadas por éstos. Entonces, en 1938, las autoridades franquistas coruñesas deciden ofrecer el Pazo a Francisco Franco como residencia veraniega, por lo que se constituyó una comisión con el fin de acondicionarlo y recaudar el dinero necesario para ello. A las propiedades iniciales que correspondían al Pazo, se le añadieron algunas cercanas.
Actualmente la Xunta intenta valorar el valor patrimonial y artístico del Pazo para declararlo Bien de Interés Cultural (BIC).
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